23 de mayo 1920 “Fiesta del Espíritu Santo, día de intensa alegría en la Iglesia Universal, será también para nosotras de recuerdos duraderos. A las 12:15 sorteamos los dones y frutos. A las 6 llegamos al Bluff donde debíamos desembarcar y tomar una barquita hasta Bluefields de la que dista una hora. Todo se nos presentaba con aspecto halagüeño, más ¡Ay! No lograba, no, distraer nuestra pena totalmente absorta el gran acto que íbamos a realizar. Lo que en ese momento pasaba por nuestro corazón es para sentir, más que para explicar. Cierta alegría llena de amarga tristeza, cierta esperanza temerosa; un no sé qué indefinible se apoderó de nosotras que entonces más que nunca nos sentíamos nostálgicas.
Al bajar de la lancha encontramos muchos
blufileños quienes llenos de alegría nos esperaban, y también algunas niñas que
habían vestido de indias en nuestro honor. La banda del lugar tocó allá mismo
el himno de Nicaragua y al llegar a la parroquia (donde nos dirigíamos para
entonar un Te Deum) tocaron la marcha real española.
Así revivimos este momento en nuestro centenario.

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