BLUEFIELDS. 1,920-2,020
No podemos contar
nuestra historia sin echar un vistazo un antes de la llega de nuestras primeras
hermanas a Bluefields en 1,920-1,921.
En 1,534, Centro américa se separa
de la Diócesis de México, formando la Diócesis de Guatemala y la de León en
Nicaragua, costa Rica pertenecía a León. Los problemas políticos y más el
sentido de independencia de los pueblos llego el momento que cada nación
organizara su vida eclesial, Nicaragua aprovecha esta situación. Al inicio del
siglo XIX divide la provincia eclesiástica en cuatro; Managua, León, Granada y
el Vicariato Apostólica de Bluefields. El 2 de diciembre de 1,913 el Papa pio X,
crea estas cuatro jurisdicciones eclesiásticas y nombra como Obispo del
vicariato de Bluefields al Monseñor Agustín Bernaus y Serra, quien prestaba su
servicio en el Vicariato apostólico de Guam que se localiza en las Islas
marianas, entre el este de Filipinas y sur de Japón. Según los escritos del
Padre Gregorio Smutko. Capuchino en su
libro: “La Iglesia Católica en la costa Caribe de Nicaragua: cuenta que el
Monseñor Agustín Bernaus y Serra para llegar a Bluefields viajó “un año y
medio” desde Guam, pasando por España y luego a Nicaragua.
Llegan a tierra nicaragüense, en 1,915
le acompañan el padre Bernardo de Cirauqui y el Hermano Martin subirano,
capuchinos de Cataluña Barcelona España, se quedan un mes en León con el
Monseñor José Antonio Lezcano. Luego emprenden viaje a su destino misional,
llegando a Bluefields el 15 de mayo de 1,915. En documentos de los capuchinos se
encuentra una anécdota del primer día de la presencia de los misioneros
capuchinos en Bluefields: “Ni el pueblo ni la autoridad civil se presentaron
para recibir el primero Obispo, al llegar a la ciudad el Obispo y Fray Bernardo
se dirigieron a la Iglesia de Tres Cruces y ellos solos entonaron el Tedeum.”
Ante tal frialdad el Obispo tuvo intención de devolverse a España pero uno de
los hermanos inspirado por Dios dijo: “Es obra de Dios que no lo abandonemos,
no hemos venido por nuestra propia voluntad, sino que hemos sido enviados”. Así inicia la misión del Vicariato, arando y
sembrando la fe en las ciudades y comarcas de la costa atlántica, era un
momento político, social y económico difícil, la vida de fe también sufría las
consecuencias de toda esta inestabilidad en la sociedad.
A medida que fueron conociendo el
territorio del vicariato y las necesidades del mismo realizaron un trabajo
misionero integral, porque también aportaron a la educación desde los primeros
inicios de la vida del vicariato, en 1,923 asumen el Instituto Cristóbal Colón,
fungieron en dirección de este centro los frailes; Melchor, Buenaventura,
Gonzalo, Ignacio y Lorenzo, en 1,928 suspenden el contrato y lo vuelven a
retomar en 1,941 siendo director el Padre Henry y subdirector el Padre
Lorenzo. Abrieron también la escuela
para niñas que funcionó en lo que actualmente es la Casa Cural de Catedral,
esta escuela era dirigida por una maestra seglar.
El 20 de Noviembre de 1,943 asume
el vicariato un norteamericano el Obispo Mateo Niedhammer, capuchino, a su
llegada fundó más escuela, construyen el edificio de lo que es hoy día el
colegio San José y hacen gestiones para que los Hermanos Cristianos de la Salle
lo administren, en 1,944, los Hnos. Cristianos toman la dirección del Colegio
San José y en 1954 realizan un nuevo contrato con el gobierno y los capuchinos
y toman también la dirección del Cristobal Colón, cambiando un poco el nombre
de: “Instituto Nacional de Varones Cristóbal Colón”, en 1,989, los hermanos
entregan este centro educativo a las autoridades del Ministerio de Educación.
De lo que fue el Vicariato, hoy,
Diócesis de Bluefields y Siuna, división que surgió a partir de 2017 por el
Papa Francisco, se fundaron 500 centros escolares, es un trabajo arduo que fue realizado
por la Pastoral Educativa del Vicariato, dirigido en los primeros años por el
Hno. Manuel Estrada, religioso de los Hnos. Cristianos de la Salle, encabezando
este listado nuestro Colegio de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino
Pastor en Bluefields
I. MARZO DE 1920.
Siendo el Obispo de la Orden de
los capuchinos, los hermanos que le acompañan son miembros de la provincia
catalana, es lógico pensar que conocían a nuestras hermanas, su espíritu de
entrega y su calidad de trabajo estaba a la vista de ellos, pues como hermanos
de nuestro Fundador el Padre José Tous y Soler existía ese vínculo
espiritual con las Hermanas. Encontramos
en un boletín de los capuchinos lo siguiente: “El 23 pasado del mes de mayo
llegaron felizmente en aquella ciudad procedente de la madre patria España el
M. R.P.Buenaventura de Montferri Pro-vicario apostólico y superior regular en
compañía de los padres Emilio Vilaller, Eduardo de Biesca y fray Roque de Fonta
de Figuera y siete religiosas… estas
religiosas han sido escogidas entre otras muchas de su vocación por su virtudes
personales y por la sólida instrucción que han
adquirido en centros europeos, y sobre todo, por sus hábitos de
insospechable moralidad, constituyen una segura y protectora égida para las
jóvenes que alcancen la dicha de ser alumnas del establecimiento que van a
inaugurar” las perspectivas de los blufileños es grande : las religiosas darán
clase de: “adornos, música, labores de mano, establecerán internado y
seminternado a precios módicos, también fundaran escuela nocturnas para las
niñas adultas que no pudieron ir a la escuela.. La llegada de las religiosas
será un acontecimiento que contribuirá de manera eficaz a su progreso moral e
intelectual.. proporcionará a Bluefields un centro de cultura donde se eduque
la juventud conforme los adelantos de la moderna pedagogía y bajo la base de
una formación sólidamente religiosa fundamento insustituible en que debe de
descansar una sana y bien entendida educación para dar frutos de moralidad,
nobles de sentimientos y buenas costumbres.” (Revista Cat.Mensual de los padres
Capuchinos)
En este mismo boletín aprese un
fragmento del contrato que celebró “el gobierno de Nicaragua en la persona de
David Arellano Ministro de I.P. y representante del gobierno, el padre
Buenaventura de Montferri pro-vicario
General y párroco de Bluefields en representación del Ilustrísimo Sr. Agustín Bernaus
y Serra, quien se compromete a traer monjas de la divina pastora, etc.”
Aparecen las cláusulas que las partes acordaron para el buen funcionamiento del
colegio.” Aparece también la descripción del edificio que van albergar a las
hermanas y a las alumnos, es de suponer el entusiasmo y el gozo con que
esperaban las religiosas.
Mientras tanto los superiores
discernían la voluntad de Dios sobre la nueva misión que tenían entre manos por
fin llega el gran momento de arriesgar el todo por el TODO. Que las religiosas
nos lo cuenten y disfrutémoslo.
“A las 9 de la mañana estaban ya
en la casa Generalicia las hermanas destinadas a la nueva fundación. Latiendo
nuestros impresionables corazones de gozo y temor santo asistimos todas,
juntamente con la muy respetable Comunidad y bajo la presidencia de nuestra
querida Rdma. Madre y muy RR. MM. Consejeras, al solemne Oficio, que para
implorar la bendición del cielo y alcanzar la protección benéfica del buen
Jesús y de nuestra dulce Madre, la Inmaculada Pastorcita, se celebró en la
Iglesia de la casa antes dicha. El muy R. Padre Bonaventura de Montferri,
Vicario General del Vicariato Apostólico de Bluefields dijo el Oficio
ayudándolo los Rdos. PP. Emili de Vilaller y Eduard de Biescas y fray Roc de
Font la Figuera quienes debían acompañarnos en nuestra misión. El muy R. P.
Miquel de Esplugas abrió nuestros corazones a la esperanza mediante una plática
elocuente que nos dirigió. Tomó por tema de la misma las palabras que Jesús
antes de subir al cielo, dirigió a sus discípulos: “Dispersaos por el mundo
entero y predicad mi doctrina a toda creatura… sabed y entended que yo estaré
con vosotros hasta el fin de los siglos”.
Muchas hermanas de las otras
casas que habían asistido, comieron con nosotras, en aquella hora se nos
concedió recreación que continuó por la tarde y durante todo el día siguiente.
21- A las 9, reunidas la Rda.
Madre, su Consejo y las fundadoras, fueron dadas a estas los cargos que debían
desempeñar en la Casa de Bluefields, de la siguiente manera:
Superiora: la Rda.
Madre Ma. de Loreto Sanmartí
Vicaria: la Rda. Madre Natividad Torras
Secretaria: Sor Marta Bernardet
Tesorera: Sor Ma. Cecilia Pol.
Acto seguido la Rdma. Madre nos
ilustró con sus bondadosos y maternales consejos.
A las 3:30 de la tarde asistimos
en la Iglesia invocando la bendición del cielo con el rezo de la estación del
Santísimo y otras plegarias a la Divina Pastora y a los Santos. Después tuvo
lugar la despedida; tristísima, de verdad, pues no pudimos ocultar las lágrimas
que salían en abundancia de nuestros ojos al separarnos de las hermanas que
tanto amábamos y que los lazos de unión son Jesús y María. Acatamos, no
obstante, la voluntad del Altísimo la cual debe ser nuestro consuelo y guía.
Nos acompañaron al barco las RR.
MM. Consejeras y otros miembros de nuestro Instituto que la separación abrió
nueva herida en nuestros corazones, más si a la tempestad sucede la bonanza,
también debíamos sentir nuestra pena aliviada con el gozo característico de
aquel Dios, fuente de consolación, que tanto bien recompensa los pequeños
sacrificios que se hacen por su amor.( 1°Diario de la com. De Bluefields)
De esta manera inician el largo y
penoso viaje a tierras americanas, según lo que las hermanas relatan en el
primer diario pasaron días alegres, días malos, lo bonito es que no les
faltó la Eucaristía, en ella encontraron la fortaleza para atravesar el
atlántico, en esa travesía vivieron la cuaresma y la Pascua de Resurrección,
humanamente sentía los golpes de tan pesado viaje sin embargo eran conscientes
que cumplían la voluntad del Señor de anunciar su Reino, trabajo que lo
iniciaron mientras viajaban con la gente, luego cada vez que a tocaban tierra
en su itinerario salían del vapor para
compartir con los lugareños que les acogían.
Toda vocación implica renuncias
grandes o pequeñas en el día a día, las 7 religiosas sabían que por Cristo
dejaban todo, a las hermanas con quienes compartían, su familia, su patria, eso
no significaba que no sintieran nostalgia de lo que quedaba atrás así lo
expresan:
“Dieron comienzo al Santo sacrificio
que oímos devotamente y en el cual tuvimos gran alegría al ser anunciada, entre
otras la fiesta de nuestra dulce Madre y Pastora. Pero la alegría se convirtió
en tristeza y añoranza. ¡Qué lejos estamos de lo que hemos dejado! ¡Cuánto
tardaremos todavía en llegar al lugar de nuestro destino! Estábamos añoradas,
tristes y cada día nos parecía un año. Las Hermanas estaban desganadas y las
comidas les causaban repugnancia. Y el viaje se alargaba, y el tiempo pasaba
poco a poco tanto que estaban deseosas de llegar al final.
Día triste, nublado y frío, como
si la naturaleza a veces tan placentera y alegre quisiese acompañarnos en
nuestra añoranza.”
El padre Buenaventura fue su
Moisés que las sostenía con las eucaristías, sus pláticas, les contaba cuentos
para hacerles el viaje más llevadero, fue para ellas un verdadero “Padre,
Hermano y Madre” como lo pide San Francisco en una de sus cartas, les
confortaba en los momentos de tristeza ya sea por las eventualidades del tiempo
en el mar o por la añoranza y el anhelo a la vez de querer llegar a su destino
final. Son algunas pinceladas de la vida de las hermanas en alta mar.
El barco que las transportó de
Barcelona a Santiago y la Habana de Cuba
fue el PAUL CLARIS, de la Habana a Nueva Orleans, fue el VAPOR MIAMI y Nueva
Orleans a Nicaragua – Bluff, puerto principal de Bluefields fue el Vapor Rama y
del puerto del Bluff al pueblo de Bluefields, fue la lancha llamada CuKRA.
Después de tantas noches y días de surcar las aguas del Atlántico, por fin
llegan a su destino final. El 23 de mayo de 1,920 las siete Religiosas: Loreto
Sanmarti, Natividad Torra, Marta
Bernardet, Concepción Riera, Ma. Cecilia
Poll, Ma. Misericordia simon y Ma. Perseverancia Leona, en compañía del
Padre Buenaventura y demás frailes tocan
tierras americanas, si en su travesía habían sentido “Dolores como de parto”
(Rom, 8,22) al descender del Vapor Rama veían únicamente alegría, entusiasmo,
regocijo. Justo era también la fiesta de Pentecostés, siete dones del espíritu
Santo derramados en plenitud en la Iglesia, siete religiosas dispuestas darse
en plenitud en aquella Iglesia costeña. Encontramos los apuntes del primer
diario en el que nos narran el gran recibimiento que los blufileños les
hicieran a su llegada:
23 de mayo 1,920 “Fiesta del Espíritu
Santo, día de intensa alegría en la Iglesia Universal, será también para
nosotras de recuerdos duraderos. A las 12:15 sorteamos los dones y frutos. A
las 6 llegamos al Bluff donde debíamos desembarcar y tomar una barquita hasta
Bluefields de la que dista una hora.
Todo se nos presentaba con aspecto halagüeño, más ¡Ay! No lograba, no,
distraer nuestra pena totalmente absorta el gran acto que íbamos a realizar. Lo
que en ese momento pasaba por nuestro corazón es para sentir, más que para
explicar. Cierta alegría llena de amarga tristeza, cierta esperanza temerosa;
un no sé qué indefinible se apoderó de nosotras que entonces más que nunca nos
sentíamos nostálgicas.
Al bajar de la lancha encontramos
muchos blufileños quienes llenos de alegría nos esperaban, y también algunas
niñas que habían vestido de indias en nuestro honor. La banda del lugar tocó
allá mismo el himno de Nicaragua y al llegar a la parroquia (donde nos
dirigíamos para entonar un Te Deum) tocaron la marcha real española. El muy R.
P. Bonaventura dirigió a los asistentes su palabra bondadosa y paternal
agradeciéndoles la acogida e inesperadas muestras de afecto que nos habían dado
y ofreciendo nuestros servicios a todos, sin distinción de religión ni raza.
Salimos de la iglesia para ir al antiguo colegio de niñas donde nos habían
preparado hospedaje porque no se había acabado la Casa-colegio que para el
ejercicio de nuestra misión educativa se construía.
Después de despedirnos del
inmenso gentío que para acogernos y complacernos estuvo mucho rato con
nosotras, comenzamos la tan esperada y añorada vida de Comunidad con el rezo de
las oraciones nocturnas, poniendo fin al larguísimo viaje que por amor al buen
Dios y a su Inmaculada Madre emprendimos, abandonando nuestra patria,
separándonos de nuestras familias y Hermanas a quienes jamás olvidaremos,
delante de Jesús y María dándoles, entonces, las mejores pruebas de afecto ya
que afortunadamente la distancia no separa los corazones que verdaderamente se
aman.”
Así inicia la vida de las
hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor en América. En su itinerario
hicieron vida la invitación del Maestro “Vamos a la Otra orilla” (Mc. 4,35-41)
efectivamente al llegar a la otra orillas se pusieron manos a la obra, el 7 de
junio de 1920 aperturan las clases con 86 niñas en el centro que ya existía en
ese momento es el lugar que ocupa hoy las oficinas de Catedral, del 11 al 25 de
junio tenían inscritos 160 niñas. El 1 de septiembre se pasan definitivamente a
la casa colegio, en el diario aparece también la inscripción de dos niñas
moravas es un testimonio elocuente que
nuestros centros educativos ha optado
siempre por una educación incluyente. Cierran el primer ciclo escolar el 6 de
marzo de 1,920 manteniendo la matrícula de las 160 alumnas. Otro dato que marca
la vida de las hermanas y de las alumnas es la llegada de las imágenes de “La
Reina y Pastora y del Seráfico Padre San Francisco” el día 16 de octubre de 1,920. La entrega
abnegada, la sencillez de vida de las religiosas se deja sentir entre las
jóvenes, encontramos en el diario que el 25 de noviembre de 1.920 ingresa la
primera postulante a la congregación: La Señorita soledad Cuadra, en febrero de
1,921 ingresa la Costarricense Teresa Masis quienes inician su postulantado el
13 de marzo de 1,921.
El 4 de enero de 1,921, se
integran cuatro hermanas más a la comunidad naciente: Emilia Cassasas, Cándida
Coll, Soledad Molins y Natividad Gubert, completando así la primera comunidad
en tierra costeña. La presencia de la Congregación en la Costa Caribe de
Nicaragua, cuya cuna fundacional en América es Bluefields, fue solicitada por
el Monseñor Agustín Bernaus y Serra Obispo del vicariato de Bluefields, siendo
superiora General la Madre Patrocinio Tobella Guixa.
Con la comunidad completa, la
fraternidad y el trabajo será más equilibrado, desde el inicio del apostolado
abren también el internado en el diario no se encuentra fechas de ello, pero sí
se habla de las internas, porque cuando
llegan en enero las cuatro hermanas comentan que “la superiora y una hermana
junto con las internas van al muelle de Bluefields a recibirlas”.
Desde los inicios de la misión
las hermanas ponen alma vida y corazón en todo lo que hacen, es impresionante
la vida de oración, sacrificio, la entrega en cada labor que realizan, en el
colegio: clases, atención a los alumnos, padres de familia, más el internado,
atención al grupo de hijas de la Divina Pastora, etc., En la Parroquia:
atención a las catequesis y formación de catequistas, cuidado en la limpieza y
decoración de la Catedral, jiras misioneras con los capuchinos, etc.
A medida que pasaron
los años el colegio creció en cantidad pero especialmente en calidad, se
encuentra en una revista lo siguiente: “En todas sus dependencias reina la
pulcritud más delicada, buen gusto y orden esmerado. La Comisión presenció un
examen en todos los grados, desde el Kindergarten hasta el sexto grado de
primaria, campeando en todos ellos una admirable y suave disciplina,
conocimiento acabado de las asignaturas, sobre todo en matemáticas, escritura y
labores. Convendría que a este Colegio facultara el Gobierno para dar enseñanza
de cursos superiores a educandas de Maestras de Primera enseñanza, elevándolo a
categoría de Escuela Normal de Maestras. Sor Natividad Torres, directora del
Colegio, suplica al Sr. Ministro de Instrucción Pública se le envíen 50
pupitres, un piano y una subvención mensual para el profesor de español en la
escuela anexa de criollos ingleses…. Las monjas vieron la necesidad de crear
una escuela para los criollitos de habla inglesa, con el fin, me decía la
Superiora, de atraerlos al amor de la patria nicaragüense, con el fin de
nacionalizarlos.... Ese Colegio es un centro de educación ciudadana, templo en
el que arde vivamente el fuego del patriotismo” (Historia de Bluefields, RAAS,
Nicaragua – Manf. No.13) este comentario obedece a una visita que las hermanas
recibieron por parte de los intendentes de Educación del país en 1,925.
Efectivamente con el tiempo ampliaron a nivel superior de la enseñanza,
aperturando secundaria, Música, Corte-confección, Comercio, Dibujo, Mecanografía,
Taquigrafía, Bachiller en Ciencias y Letras, Secretariado, Magisterio. Una nota
importante el 23 de Febrero de 1,963 obtienen la primera graduación de Maestras
Normalistas, esta modalidad superior estuvo vigente hasta 1972.
La abnegación de las hermanas y
de sus colaboradores en la formación de los alumnos y que estos respondieran
con la calidad de su trabajo en la sociedad donde se insertaban, era el brochure,
la publicidad y la patente del colegio, para que muchos valoraran y se animaran
a ingresar a sus aulas para recibir tal educación, acudían de todas partes del
país especialmente para ser parte del internado y gozar de toda la formación
que las hermanas transmitían.
El pueblo veía con gozo la misión
de las hermanas, pues de alguna manera la cultura, la educación y la vida de fe
los blufileños habían adquirido otra forma de vivirlo, a pesar que también
vivían momentos de tensión por la situación política del momento, se relata en
unas páginas del diario de la comunidad que fueron objeto de requisa por parte
de la guardia porque creían que tenían armas, las únicas armas que tenían era
la de la fe, la entrega incondicional en
la formación de mentes críticas y futuros forjadores de una sociedad más justa
y humana.
Los años van pasando con sus
propias necesidades, el 18 de agosto de 1,930 muere el Obispo que les abrió el
camino en América, el Monseñor Agustín Bernaus y Serra, es de imaginar la
tristeza que habrán sentido nuestras hermanas con su descenso, en marzo de
1,931, llega el nuevo Obispo del Vicariato, el Monseñor Matías Solá y Farrell.
El trabajo del colegio continúa y cada vez el espacio para albergar a los
alumnos, cada año se volvía chico, por esa razón gestionan adquirir otro
terreno para un nuevo edificio y compran
dicho terreno en el Bo. Fátima, esto ocurre en 1,968, frente a la entrada del
Seminario Pío X, según los comentarios de algunas hermanas se dio una cantidad
simbólica por la compra de dicho terreno a los capuchinos y que Hna. Asunción
Codina en paz descanse, con los alumnos y personas que le apoyaban, hacían
ventas de nacatamales para recoger fondos y construir el edificio, terminada la
construcción, en 1,970 se dejan el colegio del Parque Reyes y ocupan el nuevo
local donde actualmente se encuentra el colegio.
II. HOSPITAL SAN PABLO
En 1,934 las hermanas
hacen un giro tremendo en su misión el 27 de octubre les notifican
telefónicamente por el presidente de la junta de caridad que se harán cargo del
Hospital San Pablo de Bluefields, no se sabe quiénes fueron las primeras
hermanas que asumieron esta misión, solo existe una lista de quienes trabajaron
en el hospital. En esta nuevo apostolado, trabajan también incansablemente, en
la actualidad se encuentran enfermeras mayores que comentan todo el aprendizaje
que recibieron de las hermanas para realizaron su trabajo de enfermería, las
giras de vacunación que realizaban, eran aprovechados también para llevar el
Evangelio. Fundaron la escuela de enfermería que existe todavía en Bluefields,
y el sanatorio Santa Julia para el cuidado de los tuberculosos, éste ya no
existe. Se piensa que el permitir administrar el Hospital se debe que en ese
momento era Superiora General al Hna., Loreto Sanmartí, recordemos que ella fue
una de las fundadoras de esta primera comunidad, conocía muy las grandes
necesidades que tenía la población. A continuación se transcribe la lista de
las hnas. que estuvieron en el hospital y en la escuela de enfermería: Cándida
Coll, Antonia Motellon, Ma. Inmaculada Hoove,
Perseverancia Leona, Ma. Jesús
Comas, Juana Ma. Ávila, Justina Nápoles,
Ma. Javiera Córdoba, Margarita Zamora, Virtudes Sabater, Ma. Monserrat
Malet, Mariana Vilardell, Teresa de Jesús Canales, Resurrección Reinoso. Celina
Campos, Ines de Jesús Zamora, Gloria Ramírez, Fa´tima Nicaragua, Ma. Antonia
Villanueva, Ma. Victoria Cuadreny, María Sagastizabal, Dolores Oliva Solá,
Norma Miranda, Josefina Ramírez, Antonia Sotelo. Por situaciones especiales, la
congregación entregó la administración del hospital a las autoridades del
gobierno en el año 1,975. En materia de
salud, también en Rama se administró el Centro de Salud, según los escritos del
Padre Gregorio Smuko era el único centro para toda la población de Rama en la
década de los 50.
Es impresionante el trabajo de
las dos comunidades en Bluefields, se lee en los diarios tanto del Hospital
como del Colegio, que buscaban tiempo para el encuentro fraterno, se ayudaban
mutuamente en el apostolado, es un ejemplo admirable que cuando se quiere
siempre habrá tiempo para el encuentro. Dos focos de trabajo pero con un solo
objetivo, sembrar la paz y el bien en los alumnos y en los enfermos, unían estos
esfuerzos también con los frailes capuchinos.
III. DECADA DE LOS 80
Por la situación social que se
vivía en el país, la Congregación trasladó a las hermanas que formaban la
comunidad del Colegio a otras comunidades, los superiores dejan la
administración del colegio en manos de la Profesora Elisa Chow, exalumna. Ella
con un equipo de maestros dirigen el colegio casi 6 años, las modalidades se
redujo solo a primaria, Elisita como le llamamos cariñosamente mantuvo la espiritualidad
del centro, cuidó al estudiantado y la estructura física como a las niñas de
sus ojos, manteniendo lealtad con los superiores, cada decisión que tomaba lo
hacía con visto bueno de las hermanas, la hermana Guadalupe, fue su Moisés que
la sostenía en tan delicada misión, en medio de la situación política de la
revolución, cuidó el carácter propio de la congregación, ahí, vivió, compartió
e impregnó a la comunidad educativa lo que ella aprendió de las hermanas que la
formaron, su esposo don Rodolfo Díaz, fue también un gran colaborador en ese
momento, él le ayudaba a su esposa en los trabajos de infraestructura, prueba
de eso lo tenemos cuando el edificio sufrió los embates del huracán Juana en
1,988, él con un grupo de personas se dedicaron después a la limpieza del lugar
y evaluar los daños que sufrió el edificio.
En la administración de Elisita
tuvieron también muchos logros, sostuvo el rendimiento académico sobresaliente, logrando que dos estudiantes
del colegio las premiara el Ministerio de Educación con un intercambio educativo una a España y
otra al Estado independiente de Nueva Guinea-Oceanía, se hace mención de este
hecho porque la Profesora Elisita se apropió del carisma y su sentido de
pertenencia a un todavía es notorio en su persona, es digno de alabarlo y se
considera como un gesto heroico porque no estando presente las hermanas el
colegio siempre funcionó como verdadero Colegio Madre del Divino Pastor.
IV. RETORNO DE LA
CONGREGACIÓN A BLUEFIELDS
En 1,988, el Monseñor
Pablo Smiht Obispo Auxiliar del vicariato, entabla conversación con las
superioras mayores para que retomen a la dirección nuevamente del colegio en
Bluefields, después de reflexionar concienzudamente los superiores optan por el
retorno, siendo superiora General la Madre Carmen de Ituarte y Delega la Hna.
Sara Osorio. En enero de 1,989, son enviadas a la refundación las hermanas, Elsa
Pérez Dávila, (Q.D.P.) Miryam Rojas
Solís y Socorro Molina, de hecho, encuentra el edificio en mal estado, inician
su labor reconstruyendo las aulas para prepararlas para el ciclo escolar que
debían iniciar pronto, escriben ellas en el diario: ““Las tres con mucha fe,
amor y confianza en el Señor, hemos dicho sí aunque sabemos que la labor es
ardua y tanto difícil, pero con Cristo y
María Sma. Todo es posible.” En marzo de ese mismo año aperturan el año escolar
de 1,989 en la modalidad de Primaria por la mañana y secundaria por la tarde. El
regreso de la congregación fue similar a aquel día 23 de mayo de 1,920, porque
no tenían casa donde habitar, las Hnas. Carmelitas las acogieron unos días,
luego se acomodaron en una salita de la dirección del colegio. Cuando los
hermanos Cristianos entregaron el colegio San José al Vicariato, el Monseñor
Pablo les permitió vivir en la casa que dejaban los Hnos. de la Salle, esta casa
se ubica atrás de Catedral. Desde ahí se viajaba al colegio al Barrio Fátima.
Toda misión conlleva sacrificio y este retorno no fue la excepción, desde
buscar los medios para la reconstrucción del colegio, tener la humildad para
solicitar maestros al Ministerio de Educación, que por cierto les concedió 17
docentes, en esta gestión les ayudó el Hno. Luis Franco de la Salle y por
supuesto la intervención de nuestro Padre Fundador, luego luchar con la
formación del personal y pensar en la construcción de la vivienda de las
hermanas, entre otros, sin embargo El Señor nunca nos ha abandonado, se inician
las clases, en el caminar del ciclo escolar se fue reparando la infraestructura
del edificio y se construye el muro perimetral del colegio, en febrero de 1,991 se
inicia la construcción de la vivienda de las hermanas en el mismo terreno del
colegio, una feliz coincidencia, en aquel 1,920 el 1 de septiembre la primera
comunidad se pasó definitivamente a la casa colegio, porque no estaba terminada
a su llegada, en el retorno de 1,989, es decir 72 años después el 17 de
septiembre 92 las hermanas dejaron la casa de los Hnos. Cristianos para vivir
en casa propia. La historia se repite.
V. LOGROS
En el umbral de los 100 años se
han cosechado muchos frutos, en educación, durante los 60 años de labor cuando
se tenía carreras técnicas: magisterio, secretariado, enfermería, corte
confección, música, pintura, bachillerato, entre otros, cuantas personas
aprovecharon estas oportunidades, que en su momento fueron grandes
profesionales en su ambiente y muchos de ellos se quedaron trabajando en el
Colegio o en el hospital, o en otras dependencias, en el retorno de 1989, que se retoma
secundaria, cuantos bachilleres han culminado sus estudios básicos, rindiendo
en las universidades, siendo después profesionales de calidad en cualquier
lugar que les toca desempeñarse, los frutos de todo este trabajo se vio a los
pocos años de su existencia, en 1,923, el presidente de turno del país,
conocedor de vista y oído del trabajo de las hermanas, se dice de esta manera porque en los diarios de la
primera comunidad anotan: “hoy tuvimos la visita del Presidente… o del Ministro
de Intendencia Pública, etc.” En esas visitas fueron testigos de la calidad de la enseñanza que impartían las hermanas con
su equipo de colaboradores, sabían perfectamente que en tan poco tiempo
entregaban a la sociedad, personas con una formación sólida en todo sentido,
por eso mismo sin duda alguna el
presidente de turno pide a la congregación que se haga cargo de la Normal que
tienen en Managua. A este respecto de la calidad de la formación, el Monseñor Salvador en su
homilía de las Bodas de Oro de la fundación dijo: “…hay exalumnos y madres de
familia cristiana…que forman una bandera de gloria a la esmerada educación
proporcionados por los colegios Divina Pastora… ha habido fallas entre los
exalumnos que no han llevado a la práctica toda la enseñanza” es decir la
semilla de bien constantemente se esparcen
pero depende de cada persona el
que fructifique.” En los 100 años de la misión han pasado generación de
generaciones por esta “ALMA MATER” a quienes se les ha formado según la
Pedagogía Tousiana, damos la gloria a Dios porque en Él está el principio y fin
de nuestro trabajo, que en palabras del Maestro JESUS, solo somos siervos:
"De igual modo ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les fue mandado,
digan: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.» (Lucas,
17,10)
VI. APORTES
Al inicio de la fundación hubo
una escuela anexa para niñas que solo hablaban inglés, les impartían las clases
en lengua materna, ahí también atendía niñas de escasos recursos, se les trataba
con la misma delicadeza y dándoles la misma calidad de formación. En 1,997, el
Monseñor Pablo, pidió a la congragación que administrara el Colegio San José,
ahí se colaboró 10 años, en la actualidad lo maneja la Parroquia de Catedral,
todavía quedan huellas porque siguen saludando al inicio de su actividades con
el saludo franciscano: “paz y bien”.
Fortalecimiento de los sacramentos en bautismo, primera comunión, confirma y matrimonio.
Se ha colaborado con el Instituto
Pastoral Campesina (IPAC) en la formación de los agentes de pastoral. A sí
mismo en la capacitación de maestros rurales, en la formación pre sacramental
de los niños y catequistas en algunos momentos.
Se ha contribuido también en la
formación de futuros sacerdotes en la parte académica, han pasado por nuestras
aulas varias generaciones de seminaristas menores quienes concluyen sus
estudios básicos en nuestro colegio.
En materia de salud, en su
momento que se administró el Hospital San Pablo, se creó la Escuela de
Enfermería, se fundó el Sanatorio Santa Julia para tuberculosos, (este ya no
existe) se formó brigadas de promotores de salud y parteras en las comunidades
rurales.
VII. INFRAESTRUCTURA.
En el año 1,968 a 1,970 fue
sustituido por un nuevo edificio que está ubicado en Bo. Fátima de Bluefields.
En el 2,000, un fuerte cismo
movió a Bluefields, causando daño al edifico existente, por lo que hubo
necesidad de demolerlo y hacer construcciones sencillas, tal como luce en la
actualidad.
Atendiendo a las necesidades
pedagógicas con ayuda externa especialmente con gestiones de las hermanas de
España se apertura un laboratorio de computación.
Como construcciones anexas está
el auditorio donde antes estaba la cancha de basquetball, a sí mismos se
construyó también la cancha deportiva y la hermosa Capilla, todo esto con
aporte de la congregación y ayudas de
organizaciones de España.
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